viernes, 10 de enero de 2014

Pactos e impactos en la educación. @lgm_com @el_pais

Si no se entiende lo que analiza Luis García Montero en EPS no se entiende nada de lo que está pasando

El ministro Wert es un decidido matasanos. Si queremos valorar los problemas de la educación española, conviene en primer lugar no dejarse convencer por la catástrofe. En un examen es tan importante celebrar los aciertos como descubrir los errores. El actual ministro se ha especializado en desacreditar a profesores y alumnos, diagnosticar la lepra en la educación y utilizar como armas arroiadizas los informes internacionales. No permitamos que la critica generalizada sirva para renunciar al esfuerzo económico que la democracia española ha hecho desde 1978 para dignificar la educación pública.

Las reacciones sobre el último informe PISA son un ejemplo. Para llegar a los datos más objetivos hay que cruzar una selva de interpretaciones que acusan a las “leyes socialistas” de la baja calidad de la enseñanza. Las llamadas “leyes socialistas” han surgido casi siempre de un consenso parlamentario solo boicoteado por el PP. Detectamos, además, que el nivel de los alumnos actuales de 15 años es muy superior al de sus padres. Aunque suene paradójico, la manera más útil de afrontar los graves problemas de nuestra educación pública es defendiéndonos delos catastrofistas interesados. Así están las cosas.


Asumida esta prudencia, puede uno desanimarse por la incapacidad de los españoles para alcanzar un pacto social y político sobre educación. El filósofo Ángel Gabilondo empeñó sus años como ministro de Educación en poner de acuerdo a la comunidad educativa, a los agentes sociales y a los grupos políticos en un pacto que consideró necesario y viable para mejorar el sistema. 'El acuerdo”, me dice, “se trabajó durante meses con el máximo consenso. Llegó a estar escrito. lncorporaba una memoria económica de 1570 millones de euros para los tres años siguientes. Giraba entorno a 12 objetivos y contaba con 148 acciones concretas”.

Respecto a la ruptura final protagonizada por la señora Cospedal, Gabilondo es discreto: “Para lograr estabilidad es imprescindible centrarse en temas educativos y no tratar de incorporar otros asuntos importantes, pero que desbordan su alcance. Cabe un acuerdo sobre educación infantil, formación profesional, universidades, idiomas, pero no parece realista tratar aqui otros asuntos: el modelo de Estado o acuerdos internacionales como el Concordato”.

Juan Martínez, experto de CCOO en educación, me recuerda que el consenso sobre el artículo 27 de la Constitución fue muy difícil de conseguir y que solo un año después el ministro democristiano Íñigo Cavero provocó el cambio de la Ley General de Educación. La Iglesia temía perder privilegios. Le pregunto por qué nuestros sectarismos impiden un pacto ..., y casi me regaña: “¿Pero qué sectarismos? Mira, solo las leyes educativas del PP tienen los votos exclusivamente del PP. Y solamente el PP ha votado en contra del resto de las leyes educativas. Mira los hechos. Todos los sindicatos educativos, de pública y concertada, estuvieron en los acuerdos previos a la LOE. Todos ellos convocaron la huelga del 24 de octubre".

Así seguimos, sin pacto, a veces progresando con modestia, otras intentando no retroceder, y hechos a un vértigo de siglas que vienen y se van como hojas secas: LOECE, LODE, LOMCE, LOGSE, LOCE, LOPEGCE, LOE. No se molesten en buscar sus significados. Son siglas demasiado perecederas.

El País Semanal 3.11.2013

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