miércoles, 21 de abril de 2010

Pasión y responsabilidad…

…los conceptos que debemos defender en educación

"No hace falta leer a Lakoff para darse cuenta de cómo la derecha lleva años aplicando en España la misma estrategia que con tanto éxito usan sus sosias estadounidenses. Han ganado la batalla del lenguaje, y sin darnos cuenta aceptamos sus conceptos, sus valores y sus palabras en la confrontación política. Y usar el lenguaje del adversario es empezar en desventaja, llevar todas las de perder". Isaac Rosa. Lo contrario del buenismo, ¿es el malismo?.

Por eso entrar en ciertos debates es una trampa. ¿De qué deberíamos estar hablando?. La machacona propaganda del pp o de la Consejería de Educación de Madrid con "la autoridad y el esfuerzo" o el Manifiesto de Spes Por una enseñanza como-dios-manda con "la exigencia" son un marco de discusión totalmente ideologizado y falso que debemos desenmascarar o, mejor, desenmarcar.

No como hace el ministro Gabilondo aceptando que el esfuerzo es algo importante como para desactivar la crítica. Ni como hace la oposición en el parlamento regional cuestionando aspectos formales. Sino entrando en el contenido, en el significado, en las evocaciones, en las resonancias.

La realidad es que el esfuerzo ha sido una condena de la gente humilde. Los ricos, los hijos de las clases medias altas no necesitan esforzarse. De cole privado en cole privado hasta que sea aprobado. Ahora con la posibilidad de pasar de colegio privado a centro universitario privado hasta obtener un grado regalado. Así ha sido y así es.

El esfuerzo viene de serie en las clases populares, en los obreros que antaño, tras su jornada, iban a los ateneos populares o a las casas de pueblo a conseguir la formación que una sociedad clasista les había negado. Hoy, esfuerzo es el de muchas familias latinoamericanas y magrebies que rompen sus raíces y aceptan, en muchos casos, trabajos por debajo de su cualificación profesional para empujar a sus hijos/as hacia el futuro.

Así que es mentira, los de las altas-cunas no se esfuerzan; se recomiendan, enchufan a sus hijos incluso a ser directores/as generales de vete tu a saber qué consejería. Cuando leer viene de serie no es un esfuerzo, si lo es cuando los únicos libros son los del colegio, de modo que pedir más esfuerzo a los desfavorecidos es ignorante y/o cínico y/o malvado.

Pero habíamos dicho que no debemos usar su lenguaje. ¿Qué deberíamos defender frente a la autoridad?.

Deberíamos hablar de responsabilidad. Mientras que la autoridad intenta que las personas actúen bien por miedo al castigo, la responsabilidad apela al compromiso personal con los valores que sustentan la democracia (en clase, en el centro, en el barrio, en la sociedad). La autoridad nos lleva a insultar a un compañero de partido pensando que nadie nos oye, la responsabilidad implica una coherencia entre los comportamientos privados y los públicos.

La responsabilidad es compartida. No sólo deben ser responsables los alumnos, también su profes y también los políticos y la sociedad. El profesorado debe sentirse responsable de su importante tarea, no somos un mecánico somos inventores, no somos aplicadores de estériles programas sino desveladores de la potencialidad que todos y cada uno de los alumnos atesora. Nuestra aulas no son cadenas de montaje sino laboratorios del saber.

Lo más importante que podemos hacer no es meter miedo a los alumnos para que aprueben exámenes escolares (tantas veces arbitrarios cuando no mal redactados) sino apoyar a los alumnos en el desarrollo de su implicación en su aprendizaje y en el de sus compañeros para, finalmente, llevarles a ser responsables en sus vidas.

Milani, Pestalozzi, Freinet, Freire y tantas maestras de primera linea han apostado por desarrollar la responsabilidad de sus alumnos:

• responsabilidad ante si mismos,
• responsabilidad ante las normas
• y responsabilidad ante la sociedad.

La responsabilidad crece con las personas y con los grupos en los que las personas se insertan. La responsabilidad crece con su ejercicio. Asambleas de clase, planes de trabajo, prácticas de coevaluación, planes de mejora, tareas comunitarias, formación en grupo, iniciativas socioculturales, asociacionismo…

¿Qué deberíamos defender frente al esfuerzo/exigencia?.

Ligada a la responsabilidad está la pasión. Aprender no es un esfuerzo, no puede ser sufrimiento. No es verdad. Aprender es apasionante y pone en sordina cualquier esfuerzo. El tiempo se detiene porque la actividad gratifica. Cuando algo se pone ante nosotr@s no lo vivimos como un esfuerzo sino como un desafío. Como señala Csikszentmihalyi cuando llegamos al estado de flujo olvidamos el paso del tiempo y nos centramos en el aprendizaje.

Estamos viendo como la escuela dominante, la del esfuerzo, mata la motivación porque elimina de forma sistemática la pasión por aprender con contenidos unas veces excesivamente lejanos y otras excesivamente pueriles que impiden la implicación intelectual, afectiva y vital de nuestros alumnos.

La escuela mayoritaria, con la academización de los aprendizajes, está destruyendo la pasión de los alumnos ya desde los 3 años (incluso 2 e incluso 1) convirtiéndo a muchos niños y niñas en fracasados ya al comenzar la escuela obligatoria. Cuando en Finlandia comienzan el vuelo aquí caen abatidos por prácticas, direcciones, consejerías o currículos irresponsables.

En esta estafa social se castiga, sobre todo, a los niños desfavorecidos para quien el desafío de la lectura o de los "lenguajes de la escuela" nunca se ve compensado por la pasión de la literatura, del teatro o de un p/madre contando un cuento en una situación de vinculación afectiva. Esta estafa les condena a un lenguaje restringido que les hace difícil levantarse por encima de las condiciones socioeconómicas o personales que les rodean.

2 comentarios:

Pedro dijo...

En educación Esperanza Aguirre nos está metiendo en una autopista a contramano. ¡¡La hostia es inminente!!

Casandra dijo...

solamente decir a la persona o personas que ha escrito este artículo.
GRACIAS.