viernes, 11 de diciembre de 2009

Por una lectura iberoamericana del informe PISA

Entrevista a Felipe Martínez Rizo

P. Más allá de desviaciones de medición, ¿en qué puede incidir la política educativa española para mejorar los resultados en PISA?
R. En fomentar más las competencias a través de la enseñanza como los anglosajones, en aplicar enfoques más pedagógicos y en disminuir la desigualdad entre los estudiantes, es decir los que obtienen mejores y peores resultados, porque los países que encabezan la tabla, Finlandia, Corea... se caracterizan por esto último. Quedarse solamente con el lugar que ocupamos en el ranking, como si se tratara de una competición deportiva, es algo frívolo que no conduce a nada. España tiene un 19% de chavales con malos resultados, México un 50%, la media de la OCDE está en un 20%. Nuestros países tienen proporciones elevadas de chicos con bajos resultados, pero además proporciones reducidas de estudiantes en lo alto de la tabla y esto es igualmente preocupante porque en este estrato están los futuros científicos y líderes sociales.

P. ¿Y esto a qué se debe?
R. Yo suelo decir que Finlandia es un país chico, rico y luterano. Los luteranos alcanzaron la alfabetización universal de sus ciudadanos en el siglo XVIII, España en la década de los 70 del siglo pasado y México todavía no la ha conseguido. Y es que hay dos tipos países: los que hicieron un sistema educativo cuando ya sabían leer como Finlandia y los nuestros, que hicieron un sistema educativo para enseñar a leer a la población.

Ver entrevista completa en el desplegable. Fuente: El País


Se ha convertido en la referencia mundial más importante en la evaluación de los sistemas educativos internacionales tras tres ediciones. El Informe PISA, promovido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), queevalúa a jóvenes de 15 años de 57 países, dejó a España en su última edición, la de 2006, tocada entre los países más desarrollados e indudablemente peor que en las anteriores. El profesor e investigador evaluativo mexicano de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Felipe Martínez Rizo (México, 1946) ha promovido un Grupo Iberoamericano para que por fin España, Portugal y, de momento, ocho países latinoamericanos más tengan voz en el diseño del informe. En octubre visitó España para recoger la medalla concedida por la Facultad de Filosofía y Ciencias de Educación de la Universitat de València por su trayectoria.

Pregunta. ¿Por qué un Grupo Iberoamericano para el Informe PISA?
R.Porque hasta ahora en el diseño de las pruebas han intervenido fundamentalmente países del ámbito anglosajón, y los países de habla hispana no teníamos participación activa en el diseño de las mismas.

P. ¿Qué se ha conseguido desde su creación?
R. Varios avances. Por primera vez el Informe PISA, cuyos resultados se publicarán en 2010, incluirá una decena de preguntas propuestas por nosotros y también hemos conseguido que por primera vez haya un iberoamericano entre la docena de personas que integra el grupo de expertos que asesora a la OCDE para elaborar la próxima prueba. Se trata del primer español, el profesor de la Universitat de València, Eduardo Vidal-Abarca. Y además hemos hecho un informe propio por regiones de los países del grupo iberoamericano porque el informe de la OCDE da los resultados por país y obvia, por ejemplo, que hay muchas diferencias entre las regiones del mismo. Por ejemplo, en España, La Rioja y Castilla-León tienen resultados no lejos de Corea, de los primeros puestos en PISA, frente Andalucía, con resultados más bajos y por debajo de la media de la OCDE.

P. ¿A qué se deben estas diferencias en España?
R. Todavía no lo sabemos, porque son comunidades con parecido currículo, similar formación del profesorado y también hemos comprobado que el nivel de desarrollo económico de la región no influye, porque Madrid o Barcelona estaban por debajo de estas comunidades españolas mejor situadas en la clasificación. De momento, se evidencia que factores socioeconómicos podrían no ser tan determinantes.

P. En PISA 2006, la media de los alumnos españoles en lectura cayó 20 puntos respecto a la prueba anterior, la mayor bajada de todos los países desarrollados. ¿Cómo lo valora?
R. El dato no es del todo fiable. Probablemente es un efecto engañoso de la deficiencia de las pruebas PISA provocado porque cuando se diseñó el primer informe, el de 2000, en el que se medía a los países más avanzados, no había muchos adolescentes con niveles bajos. Por eso las pruebas incluyen muchas preguntas con una grado de dificultad alto y pocas con niveles de dificultad bajo y esto perjudica a los países con mayores diferencias entre los estudiantes de mejor y peor nota, como España y, en mayor medida, México frente a los países que están más altos en la tabla que siempre presentan menores diferencias entre sus mejores y peores estudiantes. Al realizar el informe por regiones encontramos algo raro y cuando lo planteamos a los australianos, los responsables técnicos de la prueba, efectivamente, reconocieron que existe un problema de fiabilidad porque hay pocas preguntas para los estudiantes con niveles más bajos.

P. ¿El retroceso de España en 2006 podría ser por tanto un error de medición?
R. Sí, podría ser y lo vamos a ver en 2010 porque el Informe PISA medirá más fino al haber una mayor equidad en las preguntas gracias precisamente a la aportación del Grupo Iberoamericano. Estamos contribuyendo a mejorar PISA, que es una prueba muy seria pero no perfecta.

P. En el próximo PISA, el de 2009, que aparecerá publicado el año próximo, se valorarán las capacidades de los alumnos para manejarse en la era digital a través de una prueba de lectura en formato electrónico, ¿qué augura para España?
R. Yo apostaría a que España saldrá por encima del informe de 2000, en el que rozó los 500 puntos, casi en la media de la OCDE. Y además hay que compararlo con este año porque PISA valora cada tres años tres áreas: compresión lectora, matemáticas y ciencias, y cada vez mide una más intensamente, ya que el cuestionario incluye 140 preguntas de una materia y 35 de las otras dos. En el primer informe la compresión lectora se midió más pormenorizadamente como ahora en el cuarto, compararlo con las otras dos ediciones es más impreciso porque no se compara el mismo número de respuestas.

P. PISA mide resultados académicos en matemáticas, ciencia y compresión lectora, ¿es esto todo lo que debe aportar la educación?
R. Indudablemente que no, pero estas materias son las más fáciles de medir en un sistema internacional. Hay otras cuestiones como la historia, que serían muy difícil de evaluar en una prueba mundial porque cada país tiene la suya propia, además de otras materias interesantes como educación cívica y artística...De las cuestiones que no mide PISA debemos encargarnos cada país.

P. Más allá de desviaciones de medición, ¿en qué puede incidir la política educativa española para mejorar los resultados en PISA?
R. En fomentar más las competencias a través de la enseñanza como los anglosajones, en aplicar enfoques más pedagógicos y en disminuir la desigualdad entre los estudiantes, es decir los que obtienen mejores y peores resultados, porque los países que encabezan la tabla, Finlandia, Corea... se caracterizan por esto último. Quedarse solamente con el lugar que ocupamos en el ranking, como si se tratara de una competición deportiva, es algo frívolo que no conduce a nada. España tiene un 19% de chavales con malos resultados, México un 50%, la media de la OCDE está en un 20%. Nuestros países tienen proporciones elevadas de chicos con bajos resultados, pero además proporciones reducidas de estudiantes en lo alto de la tabla y esto es igualmente preocupante porque en este estrato están los futuros científicos y líderes sociales.

P. ¿Y esto a qué se debe?
R. Yo suelo decir que Finlandia es un país chico, rico y luterano. Los luteranos alcanzaron la alfabetización universal de sus ciudadanos en el siglo XVIII, España en la década de los 70 del siglo pasado y México todavía no la ha conseguido. Y es que hay dos tipos países: los que hicieron un sistema educativo cuando ya sabían leer como Finlandia y los nuestros, que hicieron un sistema educativo para enseñar a leer a la población.

P. Por cierto, el malestar social generado por la impartición de una materia como Educación para la Ciudadanía en inglés en la Comunidad Valenciana por el gobierno del PP, ¿llegó a México?
R. Por supuesto, e independientemente de las ideas políticas, es importante que el sistema educativo forme a sus futuros ciudadanos en valores, pero que se impartiera en inglés me pareció algo extraño por no decir absurdo.

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