jueves, 25 de septiembre de 2008

Cuando los lobos son pastores

El Gran Wyoming

La voracidad incautadora de la derecha no tiene límites. Ese afán por hacer creer que la gestión pública es inútil y que sólo el negocio mejora el servicio, resulta paradójico cuando la doctrina viene, precisamente, de los responsables de que los servicios públicos funcionen bien. Si creen que los funcionarios son idiotas, díganlo.

Fuente: Público. 22.09.2008

Esa España S.L. con la que sueñan los patriotas, tiene ventajas para los adjudicatarios de las empresas, pero muchos inconvenientes para los usuarios. El servicio público tiene como misión procurar bienestar a los ciudadanos, a cualquier precio, incluso, si supone un gasto. La demagogia que emplea la derecha española con la educación, por ejemplo, raya en la tomadura de pelo. Siempre alegan que sale más cara una plaza en la educación pública que en la concertada o privada. Claro, el negocio sólo se asienta en los lugares donde los beneficios están garantizados, mientras que la educación pública atiende las necesidades de los ciudadanos allí donde existe la demanda, creando puestos escolares “ruinosos”, como las escuelas de los pueblos apartados, pero necesarios desde el compromiso de la igualdad de oportunidades que esta gente desprecia de plano. Está claro, se puede hacer negocio con todo y, especialmente, si se quedan de presidentes los colegas que se pusieron a dedo cuando las empresas eran públicas, como ocurrió con Repsol, Telefónica, Argentaria, Endesa (luego rinden cuentas)…, en un caso evidente, no de privatización, sino de incautación. Lo anormal, insisto, es que los depredadores que quieren hacerse con la presa no estén volando en círculo esperando la ocasión, sino dentro del bicho, como un tumor invasivo que crece implacable destruyendo el tejido social, el bienestar.

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